una niña canta a gritos
el cuarto le devuelve su voz en eco
sombras bailan en los espejos
se meten en cajitas
en pequeñas cajitas
apiladas cajitas
interminables cajitas

una esteparia condenada a la vida eterna
un desierto oliendo interminablemente lo mismo

se le posa

la lluvia sopla
las lluvia en los desiertos esconden silenciosos eventos
la ida de la descomposición

un hombre que camina pensando
el viajero
convierte un desierto en lluvia

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  1. un hombre que camina pensando
    el viajero
    convierte un desierto en lluvia

Yendo por aquel campo, aparecían, de pronto...

Yendo por aquel campo, aparecían, de pronto, esas extrañas
cosas. Las llamaban por allí, virtudes o espíritus. Pero, en
verdad eran la producción de seres tristes, casi inmóviles,
que nunca se salían de su lugar.
Estancias al parecer, del otro mundo, y casi eternas,
porque el viento y la lluvia las lavaban y abrillantaban, cada
vez más. Era de ver aquellas nieves, aquellas cremas,
aquellos hongos purísimos... Esos rocíos, esos huevos,
esos espejos.
Escultura, o pintura, o escritura, nunca vista, pero, fácilmente
descifrable.
Al entreleerla, venía todo el ayer, y se hacía evidente
el porvenir.
Los poetas mayores están allá, donde yo digo.

Marosa di Giorgio-De "Clavel y tenebrario" 1979
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