.dònde descanza el suspicaz ojo que se hamacaba en tu ojo que le contaba de vidas otrora infelices y que el mìo se abrìa grande como una niña sobresalto al ver el beso de los labios que un dìa seràn los suyos y tus ojos asi como felices me mecìan de palabras me pasaban las manitos por las partes empañadas y tan ingenua dejando el agua abierta me fui quedando quieta sin saber nadar y vos con tus patas de rana y soltàndome los ojos como quien suelta un envoltorio de un caramelo que luego no tendrà gusto, como no tiene gusto ya mi mirada todavìa enamorada esmerilada atònita frente a tus ojos de puño de escudo de armadura que seguro ya sorprendidos tocaràn otros ojos quizàs tambièn ingenuos quizàs tambièn caramelo, pero no seràn mis ojos al galope enamorados.

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Yendo por aquel campo, aparecían, de pronto...

Yendo por aquel campo, aparecían, de pronto, esas extrañas
cosas. Las llamaban por allí, virtudes o espíritus. Pero, en
verdad eran la producción de seres tristes, casi inmóviles,
que nunca se salían de su lugar.
Estancias al parecer, del otro mundo, y casi eternas,
porque el viento y la lluvia las lavaban y abrillantaban, cada
vez más. Era de ver aquellas nieves, aquellas cremas,
aquellos hongos purísimos... Esos rocíos, esos huevos,
esos espejos.
Escultura, o pintura, o escritura, nunca vista, pero, fácilmente
descifrable.
Al entreleerla, venía todo el ayer, y se hacía evidente
el porvenir.
Los poetas mayores están allá, donde yo digo.

Marosa di Giorgio-De "Clavel y tenebrario" 1979
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